jueves, 29 de noviembre de 2018

Ética existencialista



Para el movimiento existencialista, el ser humano es, radicalmente, libertad (es decir, la libertad es la característica propia y esencial del ser humano); y esta libertad hace a cada persona diferente de todas las demás; por tanto, no pueden existir valores ni normas morales universales válidas para todos y, consecuentemente, nadie puede decirnos lo que debemos hacer, cómo debemos comportarnos; los consejos son inútiles y cada cual, quiera o no quiera, tiene que decidir él solo sus obligaciones morales (somos libres a la fuerza). Ahora bien, si la libertad radical de cada persona es la única fuente y el único fundamento de todas sus decisiones, de todos sus valores y de todas sus obligaciones, entonces la propia libertad constituye el supremo valor de la vida humana o, lo que es lo mismo, no existe ningún valor superior a la propia libertad, lo importante es decidir libremente.

De esta manera, podemos llevar una vida auténtica o una vida inauténtica. Llevamos una vida inauténtica cuando renunciamos a nuestra libertad y nos refugiamos en la muchedumbre, en la masa; en esta situación, el ser humano hace lo que se hace, piensa lo que se piensa, decide como se decide y vive como se vive. Entre los filósofos existencialistas cabe destacar a Martin Heidegger, Karl Jaspers y Jean-Paúl Sartre.
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1 comentario:

  1. Like a tu blog. Me quedó en claro que la libertad está en nosotros queramos o no, y que debemos usarla correctamente en nuestras acciones. Aunque creo que faltó aclarar algo sobre el libertinaje, que es usar la libertad irresponsablemente.

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