Se afirma que somos, según cierta tradición de la filosofía moral hispana,75
seres constitutivamente morales, lo que significa, para decirlo en términos
coloquiales, que “no nos queda de otra”
Este término supone que el hombre no está programado para llegar a
ser de una sola forma, sino que puede optar por varios caminos, por ello es
un ser indeterminado, ambiguo y contradictorio. Indeterminado, porque no está
hecho de una vez y para siempre, sino que consiste en un trayecto, que se traduce en el esfuerzo permanente por llegar a ser más humano.
El hombre, entonces, considerado desde su propia naturaleza, es un
ser ambiguo y contradictorio por excelencia. Potencial y consustancialmente
contiene en sí la posibilidad de humanizarse o deshumanizarse, puede
tender hacia el bien o hacia el mal, abonar a su perfeccionamiento moral
o abandonarlo, por ello, se dice que es un ser contradictorio y ambiguo, ya
que incluye en su ser la doble posibilidad de desarrollar el bien y el mal, es
decir, los contrarios que potencialmente hay en cada uno de nosotros.
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