En nuestros días es muy común escuchar, sobre todo cuando nos referimos
a los grandes problemas que aquejan a las sociedades actuales,
frases como las siguientes: “En realidad lo que está en crisis son los
valores”; “Los valores se han ido perdiendo”; “Ya no hay valores”; “La
crisis actual, más que otra cosa, es una crisis de valores, una crisis moral”. Cualesquiera que pudieran ser las respuestas a estas y otras cuestiones,
lo cierto es que el estado que guardan las sociedades contemporáneas
revela claramente que vivimos sumidos en una crisis moral y social en
todos los ámbitos.
Según Hans Küng, el panorama actual no podría ser más desalentador:
• Cada minuto gastan los países del mundo 1.8 millones de dólares
en armamento militar.
• Cada hora mueren 1.500 niños de hambre o de enfermedades causadas
por el hambre.
• Cada día se extingue una especie de animales o de plantas.
• Cada semana de los años 80, exceptuando el tiempo de la Segunda
Guerra Mundial, han sido detenidos, torturados, asesinados, obligados
a exiliarse, más hombres que en cualquier otra época de la
historia.
• Cada mes el sistema económico mundial añade 75.000 millones de
dólares a la deuda del billón y medio de dólares que ya está gravando
a los pueblos del Tercer Mundo.
• Cada año se destruye para siempre una superficie de bosque tropical,
equivalente a las tres cuartas partes del territorio de Corea (el
subrayado es nuestro).
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